
Los principales portafolios inmobiliarios en periodos previos a la pandemia centraban su interés en inmuebles de diversas tipologías que cursaban diferentes ciclos económicos y entre los que destacaban los usos comerciales, industriales, corporativos y hoteleros, entre los de mayor interés.
En Junio 2019, un año después que la plataforma inmobiliaria Solili diera inicio a monitorear los principales indicadores del mercado corporativo en Ciudad de México, el inventario de edificaciones Clase A y B superaba los 10 millones de metros cuadrados con una vacancia de casi 13%.
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La demanda trimestral de la capital rondaba los 80 mil metros cuadrados y generaba un margen de oportunidades en diversos corredores para atraer a los principales inquilinos que estaban dispuestos a comprometerse con contratos de renta denominados en dólares en plazos promedio de 3, 5 y hasta 10 años.
Esto ocurrió ante la convergencia entre firmas multinacionales que buscaban una edificación moderna, y emblemática que pudiese reflejar los elementos de su cultura corporativa en el inmueble y grupos desarrolladores institucionales que interpretaron esa necesidad. El trabajo se desarrolla a plenitud de manera presencial y la tecnología aún no permeaba al sector de real estate de la manera contundente que se generó al llegar la pandemia.
Una vez que la pandemia irrumpe en escena es a finales del tercer trimestre del 2020 que el mercado corporativo de Ciudad de México registra su nivel más crítico de absorción neta negativa en medio de una vacancia que rondaba el 18.2%. Recordemos que en esa época la alta rentabilidad que generaba el activo corporativo atrajo a desarrolladores y fondos de inversión que aún venían edificando proyectos que en su conjunto alcanzaban el millón de metros cuadrados en la capital del país.
A partir de allí las ciudades, las empresas y los trabajadores comenzaron a transitar una metamorfosis que se ve reflejada tanto en el lado de la demanda como de la oferta. No solo involucra el espacio, sino el plazo, las condiciones de permanencia, la denominación del contrato y gran cantidad de factores que inclinan la balanza hacia el inquilino y sus necesidades.
Coworking, espacios flexibles, la posibilidad de entregas anticipadas de espacios, la inclusión de múltiples proyectos de usos mixtos y la presencia de la tecnología y la conectividad en el centro del espacio de oficinas gobiernan la oferta a mediados del 2023, donde la vacancia promedio de la ciudad aún supera el 21%.
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Aunque la recuperación de la demanda bruta es un hecho, acumula durante el segundo trimestre del 2023 la cantidad de 126 mil metros cuadrados, los desarrolladores siguen muy atentos al equilibrio entre lo que se ocupa y se desocupa en la capital. Aunque los números vienen avanzando con respecto al año pasado aún remontan ajustes en cuanto a tamaños más demandados y precios de renta que se han mantenido relativamente constantes durante lo que va del 2023.
Sin duda este sector seguirá siendo una importante oportunidad para los desarrolladores para el 2023 y 2024 cuando parte de los 700 mil metros cuadrados que se están edificando ya se incorporen a la disponibilidad de la capital.
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